miércoles, 25 de abril de 2007

Ulises en el Metro de Madrid


Ulises se ha detenido a ver el rostro de la gente que se transporta en el Metro de Madrid. A veces siente estar metido en una lata de conservas subterránea, con ratones que tienen instalados en la cabeza chips informáticos, que responden solo a estímulos cotidianos, que apenas se detienen a observar lo que hay a su alrededor. Viajan con la mirada sumergida en los periódicos del día, en algunos libros de infinitas páginas, en revistas light, de rato en rato bostezan, de rato en rato se llevan una mano a la cabeza y se rascan, de rato en rato verifican el nombre de las estaciones para no tener que pasarse de su último destino. Ulises no entiende a la gente y piensa para sí mismo "qué importancia tiene si te pasas una estación, tal vez en la próxima estación puede estar esperándonos una aventura amorosa, una música balcánica, los violines de Vivaldi, las piernas de una hermosa centroamericana, o simplemente el mejor bocadillo de calamares de Madrid", esta puede ser la diferencia entre un día con contenido y uno igual a los demás. Ulises siente que la gente está aburrida de la vida que lleva, y lo consienten, lo toleran, y no hacen nada por cambiarlo. Si tan solo se atrevieran a pasarse una estación del Metro, de mirar y guiñarle el ojo a la chica o al chico que tienen enfrente, de invitarle una cerveza al compañero o campañera de abordo, de proponerle un amor imperecedero y furtivo a escondidas, con besos en las esquinas de los pasillos y adioses con abrazos en una salida en la que nunca han estado, ese día, Ulises piensa, los ratones volverían a ser humanos y la vida volvería a cobrar sentido.





















4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena crónica, sigue aportándonos con tus escritos, Ulises contemporáneo!!

Anónimo dijo...

Ufffff, no sé. La verdad es que a las 6:20am lo mejor que me podría pasar es ver esas piernas de una hermosa centroamericana. En cuanto al bocadillo de calamares, el analista de cuarta y Ulises se irán por la Plaza Mayor a comerse uno... eso si, con Joaquin...
Pero sí, básicamente es esa la cotidianeidad la que nos puede matar. Ulises, él, no se preocupa. Vive la vida y ya... adelante...

Anónimo dijo...

Cada día me sorprendes... será que por eso te quiero cada día más...

Anónimo dijo...

Es una historia genial, bastante cierta a decir verdad, te felicito y te animo a seguir escribiendo.