Ulises recuerda la mirada del viejo. Al doblar la esquina sus pequeños ojos pardos lo estaban escrutando. No sabía en qué pueblo o en qué ciudad se encontraba. Se parecía a las calles de Toledo en el siglo XIV. El viejo se acercó y le preguntó en un idioma latino que Ulises apenas pudo descifrar: "¿de dónde has venido?". A lo que Ulises respondió: "de un lugar lejano donde el viento se cuece en las alturas, las montañas alcanzan al cielo y se puede conversar directamente con los dioses del Olimpo". El viejo -curioso- volvió a preguntar: "¿y qué lugar es ése". Ulises, sobrecogido en su recuerdo, deseando estar en su tierra natal, le contestó: "no puedo decirte, el viaje recién ha comenzado".
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2 comentarios:
Ulises:
Tu blog pinta muy bien, estaré pendiente de tus publicaciones, felicidades!!
Ulises:
Buen inicio de este largo viaje. Estaré pendiente de tu andadura por ese mundo de imaginación y creación. Todo un reto hermano.
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